Juego de colores
Inversamente proporcional a la carne es el pescado azul, que convendría ingerir entre tres y cuatro veces a la semana. El 10% de los españoles, dice el CIS, no lo prueba nunca.
Ahuyentar el alzheimer no tiene por qué convertirse en un suplicio. La Fundación Navarro apoya un proyecto frente a esta enfermedad neurodegenerativa que afecta al 8% de los mayores de 65 años. Cuanto más llamativo sea un alimento, más eficaz es. Así que aliméntese con hortalizas vivas, como maíz, tomate o pimientos rojos y verdes, y sume otras frutas de nombres mucho más desconocidos en España. El goji es el primer tónico cerebral en Asia. Para entendernos, se trata de una especie de fruto rojo tropical, como un arándano. El acai es muy parecido, aunque aporta todavía mayor cantidad de antioxidantes y, para reconocerlo, tiene una forma muy parecida a la uva. No olvide añadir el zumo de noni, una fruta hawaina que retrae el envejecimiento gracias a sus 150 componentes nutracéuticos. No basta con tomarlos de vez en cuando. Ana María Rodríguez da la pauta: “Sería bueno introducirlos a partir de los 12 años, sobre todo si hay antecedentes de alzheimer en la familia. Si al día se recomienda la toma de cinco piezas, tres de ellas tendrían que ser ricas en antioxidantes, acompañadas de otras dos de verduras”.
Nuestros hábitos distan mucho de los consejos de la Fundación Navarro. El CIS calcula que el consumo de café, té, leche, chocolate o cacao en el desayuno de un adulto sextuplica el de zumos y frutas. El suspenso continúa a lo largo del día: los dulces se llevan casi la misma porción que las hortalizas y los productos lácteos doblan a los verdes. Más españoles, prosigue el CIS, se privan de fruta que de pan. Con los niños, el panorama resulta igualmente desolador. El doble de pequeños prefieren las galletas y las mermeladas a las verduras, que no prueban nunca cinco de cada cien chicos.
La adolescencia es otra piedra angular de Navarro. “El riesgo se advierte a largo plazo. La grasa se acumula lentamente en las arterias y no se percibe una causa-efecto”, explica la farmacéutica Rodríguez. Si la alimentación se basa en bollería industrial, carne roja o mantequilla desde los 16 años, el riesgo de infarto se dispara entre 10 y 20 años después. También son comunes la diabetes, la inflamación del hígado y el ácido úrico, responsable de los temidos ataques de gota. Navarro señala la única escapatoria: la mentalización de la gente.
Fuente: negocios.com