El catedrático de Patología Médica José María Segovia de Arana abrió ayer una puerta a la esperanza para los enfermos de alzheimer, una patología degenerativa que es la causa más frecuente de demencia senil en ancianos. El catedrático manifestó que esta enfermedad tendrá curación en un plazo de treinta años gracias a los avances científicos y farmacológicos que se están sucediendo «a ritmo vertiginoso». «En poco tiempo pienso que sabremos cuál es la causa real por la que se produce el alzheimer y encontrar entonces la llave de esa cerradura será muy sencillo», dijo Segovia de Arana, que dirige el curso «Estructura y funciones del cerebro» que se inauguró ayer en La Granda.
El catedrático avanzó que el tratamiento del alzheimer pasará por inventar «un fármaco personalizado», es decir, un medicamento dirigido a este trastorno de acuerdo a las características de cada paciente. «El alzheimer es una alteración de varios genes dentro de la estructura genómica. Cuando se conozca exactamente qué parte está lesionada se sustituirá esa parte mientras que el resto seguirá funcionando con normalidad, al contrario que ahora que las medicinas son globales y al tiempo que producen alivio ocasionan efectos colaterales», sentenció.
Segovia de Arana, impulsor del actual sistema MIR de formación especializada, aprovechó la apertura del curso de La Granda para elogiar la calidad investigadora en España. «Desde Cajal hasta ahora la investigación es cada vez más poderosa, más importante. También hay más gente y esa cantidad de personas con mayor conocimiento da lugar a que se produzcan importantes avances en la medicina», dijo. Luego analizó por qué este año la Fundación Asturiana de Estudios Hispánicos ha dedicado el penúltimo curso de La Granda al cerebro. «Hasta hace no mucho tiempo apenas se daba importancia a este órgano pero ahora se sabe que el cerebro es la cocina de todo lo que le ocurre al individuo», subrayó. De ahí, precisó, que el potencial del cerebro sea inimaginable. «Un cerebro al cien por ciento es imposible de imaginar, pero hay que entrenarlo. Podemos compararlo con un cajón lleno de ropa y nuestra labor para potenciarlo sería cambiarnos con frecuencia de camisas», recalcó.
En cuanto a la influencia de las drogas en el cerebro, Segovia de Arana advirtió de que «cualquier vicio, desde el tabaco al alcohol o la ludopatía, lo que consigue es que el cerebro está dormido frente a otros estímulos ensombreciendo sus funciones útiles».
Fuente: Ine.es