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Saber también es salud

Según el neurólogo europeo Gurutz Linazasoro, miembro de una organización continental para luchar contra el Alzheimer, para mantener el cerebro en forma hay que tener mucha curiosidad y preguntarse el porqué de las cosas.

«Nunca se deja de aprender ni tampoco se pierde la capacidad para aprender. Hay que animarse a estudiar un nuevo idioma, adentrarse en el mundo informático, pero también se aprende relacionándose socialmente, acudiendo a actos culturales o leyendo», indicó el experto a Diario Vasco, de San Sebastián, España.

El galeno señaló que intentar mantener el cerebro en forma es una manera de prevenir el Alzheimer. En este órgano —explicó— hay dos mecanismos importantes. Uno es la plasticidad, según la cual este tiene capacidad de adaptarse a las nuevas situaciones, pues el cerebro está cambiando permanentemente; se crean y desaparecen millones de conexiones, y este es un proceso que no degenera con la edad. Así, abundó, la plasticidad es la base del aprendizaje y por eso es muy importante aprender.

Un segundo mecanismo del cerebro resaltado por el doctor Gurutz Linazasoro es la neurogénesis, o sea, la capacidad de producir nuevas neuronas. «Las neuronas —dijo a Diario Vasco— tienen capacidad de regenerar, sobre todo en áreas que tienen que ver con la memoria y el aprendizaje. Por lo tanto, hay que intentar preservar la capacidad de producir nuevas neuronas».

A fin de mantener en apogeo el proceso de neurogénesis, el científico ibérico recomendó como los mejores estímulos hacer un ejercicio físico moderado, mantenerse intelectual y socialmente activo, comer una dieta pobre en calorías y evitar el estrés, que es nefasto para las neuronas del aprendizaje».
Días de vampiro

Respecto al rejuvenecimiento cerebral, también se ha conocido que un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, California, acaba de dar razón a las prácticas del príncipe de Transilvania Vlad Tepes, o a la recreación literaria que hizo de este el escritor irlandés Bram Stroker en el conde Drácula y su afición por la sangre.

Tras estudiar la de ratones jóvenes, los expertos de Stanford descubrieron que esta contiene una proteína capaz de favorecer el desarrollo de las células cerebrales de sus congéneres mayores, según un artículo publicado en la más reciente edición de la revista Nature y reseñado por el periódico The Guardian (ver http://ecodiario.eleconomista.es).

Los investigadores consolidaron los criterios de que las células cerebrales de los mamíferos contienen células madre neuronales capaces de generar nuevas células. Estudios anteriores ya habían demostrado que estas células «milagrosas» se encontraban cerca de los vasos sanguíneos.

Para comprobar si la neurogénesis se regulaba mediante indicadores químicos liberados por el cerebro a través de la sangre, los científicos intervinieron a seis ratones para convertirlos en siameses, a fin de que compartieran circulación sanguínea.

El experimento consistió en crear tres parejas, una de dos adultos jóvenes, otra de dos ratones viejos, y la última con animales de diferente edad. Cinco semanas más tarde, ya muertos, los científicos les practicaron la autopsia.

Encontraron que los cerebros de la pareja de siameses más jóvenes y el de los mayores habían creado aproximadamente la misma cantidad de células. Sin embargo, en el par de un adulto joven y otro viejo descubrieron que el ejemplar más longevo tenía más células nuevas que el de sus compañeros; del mismo modo, el ratón joven fue más desafortunado: poseía menos células que sus congéneres de igual edad.

Así las cosas, ser vampiro —el beber sangre, y si es de personas en su mocedad, mejor— puede ayudar a mantener lozano el cerebro. Aunque hay un pequeñito problema: para hacerlo no será tan fácil como clavarle los colmillos en el cuello a la bella y joven víctima; habría que hacerse una operación y convertirse ambos, chupasangre y donante, en siameses. Y ya eso sí está difícil.

Fuente: tvcamaguey.co.cu

Con la colaboración de