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Retos ante el Alzheimer

E l 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer. Con esta efeméride, la Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere recordarnos la incidencia de una enfermedad que, año tras año, afecta a un mayor número de personas en todo el mundo. En España, según los últimos datos, unas 800.000 personas padecen Alzheimer, lo que nos convierte en el segundo país europeo en cuanto a incidencia, y aún podría haber 200.000 más a las que todavía no se les ha diagnosticado la enfermedad.

La ciencia, a pesar de los avances alcanzados en los últimos años, no ha logrado todavía un remedio efectivo. Y mientras tanto esto no llegue, nos queda a todos la labor de garantizar una atención de la máxima calidad a quienes la padecen y, al mismo tiempo, ofrecer a sus familiares el apoyo que precisan en la difícil tarea de cuidar a estos enfermos, una tarea que tantas repercusiones negativas puede tener sobre su propia salud, tanto física como psíquica.

A pesar de los pasos dados en los últimos años, y de los beneficios que va a reportar la plena entrada en vigor de la Ley de Dependencia, todavía hay mucho trabajo por delante. En primer lugar, se deberá incrementar la financiación destinada tanto a la investigación de esta enfermedad, con la esperanza de que pronto pueda dar resultados, como al desarrollo de terapias innovadoras que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los pacientes. En segundo lugar, se deberá trabajar desde las administraciones en solucionar la preocupante escasez de profesionales sanitarios que hay en nuestro país para atender a estos enfermos, tanto en los centros sanitarios como en las residencias de mayores.

Del mismo modo, y en tercer lugar, sector público y privado deberán colaborar más que nunca para que haya plazas suficientes en residencias y centros de día, así como en los dispositivos de atención domiciliaria, para ofrecer una atención de calidad a estos enfermos. Y esto deberá hacerse potenciando al mismo tiempo la formación y el apoyo a las familias, para que cuenten con los instrumentos necesarios para saber cuál es la mejor forma de afrontar esta enfermedad y de atender a sus seres queridos. Y en cuarto y último lugar, pero no por ello menos importante, se deberá reforzar la concienciación social ante esta dolencia, llamada a convertirse, si la ciencia no lo impide, en una nueva epidemia en este siglo, con el objetivo de que el ostracismo y el estigma que siguen padeciendo muchos de estos pacientes y sus familias vayan desapareciendo progresivamente y den paso a un nuevo marco en el que la sociedad sea plenamente consciente del apoyo, tanto material como moral, que necesitan todas estas personas.

 Fuente: nortecastilla.es

Con la colaboración de