Cesta de la compra

{{#if has_items}}
{{#each line_items}}
{{ full_title }}
{{ quantity }}
{{{ subtotal_human }}}
{{/each}}
Subtotal {{{ subtotal_human }}}
{{#if coupon_name}}
Cupón de descuento {{ coupon_name }} - {{{ coupon_discount_human }}} x
{{/if}} {{#if donation}}
Donación {{{ donation_human }}}
{{/if}}
{{#if shipping_handling_left_for_free}}
(Te quedan {{{ shipping_handling_left_for_free }}} para que el envío sea gratis)
{{/if}}
{{#if tx_okstock}} Envíos en 72h. {{/if}} {{#if delivery_date}} El pedido te llegará el {{ delivery_date_human }} {{/if}}
Total {{{ total_ceafa }}}
{{else}}
Actualmente no tienes nada en la cesta de la compra. Ir a la tienda.
{{/if}}

Recortes sin una mínima humanidad

Cuando se haga balance histórico de la crisis que está desgraciando a este país, no contaremos solo las familias empobrecidas, ni el número escalofriante de parados, ni la estadística de desahucios, ni los cadáveres de empresas que han quedado en la cuneta. Habrá que contar también a los protagonistas de esas noticias que aparecen pequeñitas en los periódicos, si es que las publican. Hablo de ese colegio de Alicante donde los niños más desprotegidos se han quedado sin comedor porque el Gobierno regional lleva un año sin pagar a la empresa, mientras sí que paga la gasolina de sus coches oficiales. Hablo de esos médicos que han cumplido 65 años en Madrid y les obligan a la jubilación forzosa, prescindiendo de su sabiduría y experiencia, porque no hay el dinero que sí hay para pagar asesorías y ostentaciones. Y hablo en esta crónica de lo último que me ha dolido: el Consejo Superior de Investigaciones Científicas tiene que paralizar sus investigaciones sobre el alzhéimer por falta de fondos.

No es que el CSIC tenga esperanzas de que esa enfermedad pueda ser curada o evitada; pero sí estaba trabajando en un medicamento que alivia a los pacientes y, en consecuencia, a sus familias y cuidadores. Ya se había logrado un avance en la mejora de memoria. Solo falta experimentar durante tres años con unos 1.500 enfermos. Y la falta de dinero hace que los trabajos se corten en seco. Y se cortan con toda frialdad, con un radical «no hay medios», con una absoluta falta de sensibilidad ante un mal que agobia a cerca de un millón de familias donde hay alguien afectado. Y todos podemos ser uno de esos afectados porque para sufrir alzhéimer solo hace falta envejecer.

Estos son los daños colaterales. Pero no son solo de la angustia económica. Son la consecuencia de la falta de prioridades a la hora de recortar. ¿Qué digo? Son la consecuencia de la falta de humanidad en los responsables de las cuentas públicas; la misma que lleva a dejar sin comer a dos centenares de niños de Alicante que, según la empresa acreedora, seguramente solo podían hacer esa comida del colegio en todo el día. Siempre se corta por la parte débil. En este caso del CSIC, por los ancianos actuales y futuros, ahora que había alguna esperanza de aliviar su drama. A estos los pones ante el avance de la clonación humana, y lo cortan.

¡Y nuestro eficacísimo Gobierno presume de que administra tan bien que ya tiene ahorrados 20.000 millones de euros para ir pagando la deuda! No acepto el autobombo. ¿De dónde salen, señores gobernantes? ¿De lo que ahorran en dietas y boatos? ¡No y mil veces no! Una parte de esos 20.000 millones se están quitando de la calidad de vida. Y, si me apuran, de la esperanza de vida.

Fuente: lavozdegalicia.es

Con la colaboración de