Las demencias seniles son uno de los desafíos a los que se enfrentan las autoridades sanitarias de todo el mundo. Estas son, junto con las enfermedades infecciosas resistentes a los antibióticos, el mayor desafío planteado a la OMS y a las organizaciones de salud pública de todo el planeta.
Se calcula que en la actualidad más de 36 millones de personas sufren de algún tipo de demencia senil en todo el mundo, cifra que se espera que se duplique durante los próximos 20 años. De mantenerse la actual tendencia, en 2050 habrá aproximadamente 115 millones de enfermos de demencias seniles en todo el mundo.
Además de las más conocidas y extendidas como la enfermedad de Alzheimer o el síndrome de Parkinson, existen otras patologías cuyo origen resulta hasta ahora difícil de identificar. Un artículo publicado recientemente por científicos de la Universität medizin de Berlín demuestra que las reacciones del sistema inmunitario contra las células nerviosas del organismo podrían ser la causa de esas demencias, por lo que una terapia inmuno-supresora adecuada podría detener su progresión.
Un equipo de investigadores dirigido por el Dr. Harald Prüss, estudió a un grupo de 24 pacientes que sufrían de deterioro cognitivo gradual de origen desconocida. Los análisis revelaron que estos pacientes tenían una autoinmunidad que debilitaba la densidad de algunas proteínas sinápticas (las proteínas implicadas en el funcionamiento de las conexiones entre neuronas, o conexiones sinápticas).
Las personas que tenían esa autoinmunidad tenían problemas de pérdida de memoria, del sistema nervioso y cambios de humor. Cuando se eliminaban estos anticuerpos por medio de hemodiálisis los síntomas de demencia detectados en la región del hipocampo disminuyen. El hipocampo es la región del cerebro implicada en las funciones de la memoria del cerebro, y por tanto resulta especialmente afectada por las demencias.
Se está trabajando ahora en un estudio adicional con un grupo de pacientes mucho mayor con el fin de verificar la validez de las teorías planteadas. Según los autores, este descubrimiento abre la vía al diseño de tratamientos inmuno supresores contra esa auto inmunidad, lo que podría dar lugar a nuevas terapias para un grupo de personas que estaban sufriendo demencia y para las cuales no había tratamiento alguno.
Fuente: medicina21.com