Miembros de las Sociedades Españolas de Geriatría y Neurología, han solicitado durante la presentación de la ?Guía de buena práctica clínica en Geriatría. Enfermedad de Parkinson?, que se realice un cambio de mentalidad en la enseñanza de la Medicina, dado que la mayoría de las universidades no enseñan a sus alumnos a tratar en las consultas a las personas ancianas, a pesar de que éstas constituyen el grueso de la población española.
Según destacaron Pedro Gil Gregorio, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG); Juan Carlos Martínez Castrillo, coordinador del Grupo de Estudios de Trastornos del Movimiento de la SEN; Pedro Ruiz García-Espiga, coordinador de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Madrileña de Neurología; y la directora de la Asociación Parkinson Madrid, Laura Carrasco, durante la presentación de esta Guía, que ha sido elaborada por miembros de las dos sociedades científicas, con la colaboración de GlaxoSmithKline, la identificación precoz de los síntomas y la optimización del tratamiento, son los retos actuales en la lucha contra la enfermedad de Parkinson (EP), dado que en muchos casos pasan desapercibidas en las consultas bajo la apariencia de la simple vejez.
Fallos en la identificación de los síntomas
El envejecimiento y la enfermedad de Parkinson tienen un alto grado de convergencia, ya que la mayor incidencia de esta enfermedad se produce entre los 50 y los 80 años. En este sentido, los especialistas subrayaron la idoneidad de dotar de un abordaje multidisciplinar a este trastorno, en el que desempeñan un papel crucial tanto los neurólogos como los geriatras, así como los médicos generales, los neurorehabilitadores, los profesionales de enfermería y los neurocirujanos.
A pesar de los avances registrados en los últimos años en el conocimiento de la fisiopatología, el diagnóstico y el tratamiento médico y quirúrgico, subsisten algunas dudas, controversias y errores fácilmente subsanables en relación con la de la enfermedad de Parkinson. Entre ellos, Martínez Castrillo destacó que se halla la frecuente identificación de algunos síntomas característicos del Parkinson con rasgos propios del envejecimiento, por lo que es fundamental efectuar un reconocimiento más precoz de los síntomas de la enfermedad, ya que en muchas ocasiones se llega tarde a su diagnóstico, con las consecuencias terapéuticas y pronósticas que esto conlleva.
Tal y como se aconseja en esta Guía, a medida que envejece la población, los profesionales sanitarios deben estar más atentos y sospechar el inicio de enfermedad de Parkinson ante la aparición de temblor de reposo unilateral, deterioro funcional, lentitud de movimientos, trastorno del sueño, sudación excesiva y estreñimiento en un anciano o la presencia de otros síntomas no motores (como depresión o deterioro cognitivo leve). Los signos parkinsonianos leves se encuentran en casi la mitad de la población anciana y su prevalencia aumenta con la edad, por lo que la habilidad para valorar con precisión estos síntomas es fundamental, así como saber diferenciar estos signos de los cambios anatómicos y fisiológicos propios del envejecimiento.
Una enfermedad frecuente e incapacitante
La "Guía de buena práctica clínica en Geriatría. Enfermedad de Parkinson" se estructura en siete capítulos, en los que se revisan las evidencias disponibles actualmente sobre aspectos tales como el diagnóstico, el tratamiento inicial y el recomendado en la EP avanzada, las características peculiares de la enfermedad de Parkinson en el anciano, las alteraciones de la marcha, el tratamiento no farmacológico o los parkinsonismos atípicos. Según los doctores, el Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, después de la enfermedad de Alzheimer, y afecta al 1 por ciento de las personas mayores de 50 años y a más del 3 por ciento del grupo de más de 75 años, con una prevalencia aproximada de 100.000 afectados en España.
Fuente: actasanitaria.com