Todos los recursos resultan siempre escasos para dar respuesta social y sanitaria a los enfermos de alzhéimer, una patología ligada al envejecimiento en una comunidad con un 23% de mayores frente al 17% nacional y con una gran dispersión. Esta enfermedad afecta a unos cuatro mil vallisoletanos, 2.500 sólo en la capital.
En respuesta a la creciente demanda, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Valladolid (Afava) hace ya once años que quería haber, al menos, duplicado su capacidad de atención en el centro de día que acoge, en la plaza Carmen Ferreiro, el barrio de San Pedro Regalado.
Finalmente, y tras salvar negociaciones con las administraciones, encontrar financiación y superar retrasos de licencias, las obras son ya un hecho y Afava inaugurará «como tarde en septiembre» el nuevo centro de día. El 21 de dicho mes es el Día Mundial del Alzhéimer, «una buena fecha para inaugurar oficialmente las instalaciones», destaca la presidenta de la asociación, Nieves Ramos. No obstante, esta organización espera poder terminar las obras en un mes y equipar el centro en otro para comenzar a trabajar en la nueva unidad ya en agosto.
La mayor obra, ya está hecho el hueco, es la de la adaptación del inmueble para montar un gran ascensor para el acceso a esta segunda planta de los nuevos usuarios que serán los enfermos que estén en el primer estadio, es decir, que tengan buena movilidad y menores problemas cognitivos. Además, y con la voluntad de aprovechar al máximo los recursos, aunque al mismo tiempo sólo se atenderán quince usuarios, el nuevo centro tendrá capacidad, en diferentes horarios -mañana y tarde-, para 35 personas. También las actuales instalaciones han prolongado su horario, hasta ahora de 9.45 horas a 17.30 horas, hasta las 20.00 para poder acoger a un segundo grupo y pasar 20 pacientes a asistir 30.
La cesión de espacios por parte de las asociaciones Alegría, de minusválidos psíquicos, y la de montañismo Evola, permite duplicar los recursos en un inmueble de titularidad municipal para el que el Ayuntamiento ha dado una concesión, prorrogable, de treinta años.
Alrededor de 140 metros cuadrados permitirán esta ampliación que ocupa las viejas aulas del que fuera colegio Conde Ansúrez y que acogerá una segunda sala de terapia y zonas administrativas, entre otros servicios. La reforma, financiada en un 70% por la Gerencia de Servicios Sociales de la Consejería de Familia y, el resto, por la asociación, contempla modificar la parte de abajo, los 220 metros actuales, con la retirada de toda la zona administrativa, incluido el mostrador actual cuya utilidad es la de separar espacios, lo que ampliará también las actuales habitaciones. Las oficinas se subirán así a la primera planta.
La presidenta de Afava busca asimismo financiación para reformar, «requeriría una muy pequeña inversión», las escaleras y el recibidor de acceso al segundo centro de día que comparte además esta zona con la Asociación de Esclerosis Múltiple y la de Alegría, «con lo que nos beneficiaríamos todos, apenas necesita pintura, plantas y poco más y aunque los enfermos accederán por el elevador, estaría bien adecentar todo esto porque es también una forma -añade Nieves Ramos- de mantener en buen estado el edificio». «Las obras de reforma en el actual centro de día hace ya diez años han logrado una buena conservación del inmueble», recuerda.
La ampliación huirá en su estética de colores y formas que puedan recordar a un centro sanitario. Naranja, pistacho o azul oscuro y combinación de colores llenarán las paredes de las nuevas instalaciones que «contarán con todas las normas de seguridad como puertas cortafuegos, del ancho reglamentario, y otra normativa», añade la responsable del centro. «Buscamos que los enfermos se sientan como en casa, es su segundo hogar, tanto en el aspecto físico del centro como en los trabajadores», destaca Nieves Ramos. Y es que el personal, terapeutas, médico y voluntarios, entre otros, es «realmente vocacional». Los enfermos y familiares avalan una buena y eficaz atención tanto técnica en cuanto a la efectividad de las terapias, que si no curan al menos frenan los síntomas, como afectiva.
La separación en dos unidades de los enfermos «permite distanciar personas con grados muy diferentes de la enfermedad y que los que están mejor no tengan que convivir con los que ya tienen problemas conductuales», explica la presidenta.
En el 92% de los casos, este tipo de pacientes está atendido por las familias. Por ello, estas unidades suponen además un centro de respiro familiar dado que 'liberan' al cuidador durante unas horas del difícil trabajo de atender o dar de comer a estos enfermos y, a la vez, ellos se sociabilizan y entrenan las habilidades que todavía no han perdido.
En la ciudad hay otros centros de día, tanto públicos como privados, algunos de ellos son plazas en las propias residencias de mayores, pero «son servicios que no diferencian discapacidades físicas y cognitivas, el alzhéimer del parkinson, nosotros apostamos por centros pequeños y personalizados», destaca Nieves Ramos.
En las zonas rurales, solamente Medina del Campo e Íscar cuentan con centros. Hace ya una década el proyecto de esta asociación fue la apertura de cuatro centros diurnos, que prestaran atención a los enfermos durante ocho horas, en los cuatro puntos cardinales de la ciudad como un primer paso para afrontar la demanda de una enfermedad que tiene cada vez más incidencia. Diez años después sólo va en camino una segunda unidad.
Fuente: actualidad.terra.es