Los científicos buscan marcadores tempranos del Alzheimer para prevenir su aparición e incluso iniciar el tratamiento antes del diagnóstico, y entre ellos se encuentran las placas seniles y los ovillos neurofibrilares, dos estructuras "aberrantes" que se detectan en el cerebro de los enfermos.
Así lo indica en una entrevista Jesús Ávila, que es profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Biología Molecular "Severo Ochoa", del que fue director, y que ha disertado sobre la enfermedad de Alzheimer en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife.
"El problema de la enfermedad de Alzheimer es que se diagnostica al final, en la autopsia, y ahí se detectan en el cerebro estas estructuras, las placas seniles, un péptido amiloide, y los ovillos neurofibrilares, un conglomerado anormal de proteína tau", precisa el investigador, que es director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas.
Los científicos han empezado a observar que, antes de que se produzca la muerte neuronal, aparecen en el cerebro las placas seniles y los ovillos neurofibrilares, cuyos niveles se detectan en el líquido cefalorraquídeo.
Este líquido "es una especie de basurero del sistema nervioso" pues a él llegan los residuos del cerebro, explica el investigador, quien precisa que para extraerlo es necesario aplicar una técnica invasiva, la punción lumbar.
El desarrollo del Alzheimer tiene diferentes estadios y el primero es la pérdida de memoria en el paciente, para pasar posteriormente a la aparición de la demencia.
No debe entenderse esta fase como una etapa asociada a la locura, sino que se percibe en forma de desorientación, de olvidar para qué sirven las cosas, quiénes son los amigos e incluso los familiares. Se pierde la capacidad de "moverse" desde el punto de vista profesional y social, precisa Jesús Ávila.
Los sitios del cerebro dañados por el Alzheimer son en primera instancia el hipocampo, que tiene relación con la memoria, y después la corteza cerebral, que es cuando aparece la demencia.
Para buscar un tratamiento eficaz contra esta enfermedad los investigadores introducen en ratones transgénicos aquellos genes humanos que consideran susceptibles de provocar esta dolencia, para luego ir modificándolos y utilizar diferentes fármacos en función de los resultados.
En la investigación con ratones se ha logrado prevenir e incluso tratar con eficacia la enfermedad, pero en los humanos el problema radica en que, cuando se logra detectar el Alzheimer, el daño cerebral que ha producido es ya muy grande.
Ello se debe a que el cerebro humano tiende "a compensar" los daños que va percibiendo y cuando se detecta la torpeza y la pérdida de memoria, ya es tarde.
Sólo un 1 por ciento de la enfermedad es de origen familiar, y en esos casos se sabe que si la persona vive lo suficiente y padece la mutación correspondiente, hay certeza de que desarrollará el Alzheimer.
Es el caso de la población colombiana de Antioquía en la que se tiene constancia del origen familiar de la enfermedad en parte de sus habitantes, en los que se ensaya un tratamiento -de los aplicados en ratones- para determinar la posibilidad de prevenir la patología unos 10 años antes de lo que sería su desarrollo.
Pero el resto de personas con Alzheimer son casos "esporádicos" y ahí lo que se necesita es tener "buenos marcadores" de la enfermedad en la fase asintomática.
Para este objetivo, continúa el bioquímico, se buscan marcadores muy tempranos a través de dos tipos de técnica, y una de ellas es la mencionada de la punción lumbar, que es invasiva.
La otra es la resonancia magnética funcional y presenta el inconveniente de que es muy cara -"más en tiempos de crisis"- y por lo tanto de difícil acceso a gran parte de la población.
Sin embargo, el científico señala que la investigación en este campo "va para adelante" y entre otros aspectos, se profundiza en el estudio de la posible relación entre problemas cardiovasculares y mentales, ya que uno de los factores de riesgo del Alzheimer -aparte de la edad- es la presencia de un tipo concreto de proteína que transporta el colesterol al cerebro.
Fuente: canarias7.es