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La pandemia del alzheimer

Los investigadores se esfuerzan en preparar vacunas, aunque hasta ahora han fracasado en todos los intentos

El envejecimiento, y sobre todo la edad avanzada, es el factor más importante de riesgo conocido para padecer alteraciones cognitivas (sensaciones, percepciones, etc) y de conducta, llevando progresivamente a los pacientes senectos al padecimiento de las enfermedades neurodegenerativas, principalmente a la más frecuente e imparable efermedad de alzheimer (EA). Su diagnóstico en su fase inicial es difícil, pues los primeros síntomas se pueden confundir con los de un envejecimiento natural o fisiológico, motivo por lo que el diagnóstico se lleva a cabo con síntomas clínicos un tanto avanzados. La EA es un proceso progresivo, incurable, resistente a los tratamientos actuales, de etiología multifactorial compleja, con gran repercusión socio-económica-familiar, llevando a los pacientes a corto o medio plazo a su muerte.

Según los estudios epidemiológicos, la EA está adquiriendo magnitudes de proceso pandémico (enfermedad epidémica que se extiende a muchos países) de manera silenciosa. La incidencia de E.A (nuevos casos cada mil personas al año) es de 4,5 casos entre los 65 y 74 años, 32 casos entre los 75 años y 89 años y 70 casos para la década de los 90 o más años.

Hace trece años (1998) se realizó un estudio que informaba de la existencia de unos 70 millones de personas que superaban los 80 años de edad. Este fabuloso número de octogenarios, nonagenarios y centenarios, según los estudios epidemiológicos, podría alcanzar la cifra de unos 370 millones allá por el año 2050. Estas incidencias pueden crear una prevalencia (porcentaje de la población con EA) para el año 2050 cercano a los 100 millones de pacientes. El aspecto más preocupante de estas cifras es que la esperanza de vida por encima de los 80 años solamente se da en los países desarrollados. Así, en el continente africano la esperanza de vida no llega actualmente a los 50 años. En los países emergentes, como la India, la esperanza de vida llega a los 64,1 años, en China a 73 y en America Latina a los 70 años. Esta situación de envejecimiento en los países desarrollados se ve favorecida por su asociación con una baja natalidad.

Aunque el origen de la EA no es bien conocido, las lesiones cerebrales que caracterizan el diagnóstico de enfermedad de alzheimer se producen por el acúmulo de una proteína denominada beta amiloide (Ab) procedente de una anormal proteolísis (fragmentación) de una proteína precursora amiloide (PPA) localizada en las neuronas, y tras su expulsión de las células en forma de fibrillas se deposita en el cerebro o en sus vasos sanguíneos, formando lo que se conoce como placas seniles o placas neuríticas, observadas por primera vez por Alois Alzheimer en el año 1907. A esta lesión se suma la producida por otra proteína denominada tau cuya anormal agregación en forma de ovillo (ovillos neurofibrilares) de localización intraneuronal lleva consigo la destrucción de las neurona, estando la evolución de la EA en relación con el número de neuronas destruidas. Estos depósitos de proteínas son el resultado de un desorden biológico en la producción y eliminación por aclaramiento o limpieza cerebral de estas formaciones como consecuencia de un fallo de dos mecanismos íntimamente relacionados: el glutatión y el mecanismo de la proteolísis.

El glutatión, principal protector antioxidante del organismo se halla en gran cantidad en todas las células de los mamíferos. Es el componente más importante del mecanismo antioxidante del cerebro que neutraliza gran cantidad de radicales libres tóxicos oxidantes producidos como consecuencia de ser el órgano que más oxígeno requiere, el 20% del consumo total del organismo, a pesar de suponer nenos del 2% del peso corporal en personas adultas. Esta reducción de la capacidad antioxidante por la disminución del glutatión es un proceso básico en el origen de la E.A., ya que con el envejecimiento fisiológico la cantidad de glutatión desciende y en la EA lo hace de manera muy significativa.

Respecto al segundo sistema, la proteolísis, el activador tisular del plasminógeno (t-PA), enzima estelar de este mecanismo, con localización y actividad intra y extracelular cerebral, está regulado por los niveles de glutatión, de tal manera que cuando su concentración baja del 50% la actividad del t-PA desaparece. En condiciones normales esta enzima es capaz de producir una sustancia -plasmina- que digiere las sustancia malignas que se depositan en el cerebro, facilitando de esta manera su aclaramiento o limpieza cerebral. Su falta de actividad, por lo tanto, permite el depósito y acúmulo de las proteínas características de la enfermedad de alzheimer.

Dejando a un lado el factor genético, que explica alrededor del 8% de los alzheimer de precoz presentación, tres hipótesis pretenden explicar las posibles causas de la EA común: el déficit de acetil colina, el acúmulo de ovillos neurofibrilares y placas seniles y los trastornos metabólicos, principalmente la diabetes tipo I y II.

En base a estas hipótesis se inició el tratamiento de la EA. El uso de fármacos pretendiendo normalizar la acetil colina y así restaurar la neurotransmisión que falta en la EA, de prescripción frecuente, sin embargo, los resultados terapéuticos hallados hasta el momento son muy precarios y no han servido para modificar el curso inexorable de la EA. El limitado arsenal farmacológico de que se dispone actúa más como tratamiento sintomático que como especifico para la EA, motivo por el que la investigación va dirigida al campo de la prevención de la EA.

Un gran esfuerzo de cientos de investigadores se está llevando a cabo en la preparación de vacunas con el fin de limitar la producción de las sustancias neurotóxicas de ovillos y placas. En el año 2000 fracasó la primera vacuna y también una segunda (AN-1792) como consecuencia de los efectos adversos que producía su administración. Nuevos intentos de vacunas, ACC-001 y AAB-001 se hallan en fase de ensayos clínicos y, por lo tanto, sin resultados definitivos. Paralelamente, se llevan a cabo intentos de producir vacunas con diferentes fracciones de péptidos semejantes a las de las formaciones de ovillos y placas, sin que hasta el momento haya resultados positivos.

En el campo clínico, la administración de fármacos con capacidad de activar el t-PA tras pasar la barrera cerebral, aspecto que limita el uso de muchos fármacos que no son capaces de traspasar esta barrera, ha mostrado evidencia clínica de mejoría del estado cognitivo, paralelamente al descenso de la concentración de péptido albuminoideo en líquido cefalorraquídeo. Así mismo, tanto en animales como en estudios clínicos en humanos, un suministro enteral (oral) o parenteral (inyectado) de nutrientes precursores del glutatión han demostrado eficacia, normalizando los niveles de glutatión celular, mejorando la capacidad proteolítica intra y extra celular cerebral y aumentando la capacidad de aclaramiento y limpieza de las proteínas acumuladas.

 

En resumen, los resultados analizados muestran que el sistema glutatión cerebral y t-PA son proceso biològicos esenciales para la defensa contra el desarrollo de los trastornos neurodegenerativos tipo EA produciéndose el máximo deterioro de ambos sistemas en el envejecimiento. Dado el conocimiento fisiopatológico de los procesos neurodegenerativos, ambos sistemas pueden llegar a ser dianas farmacológicas en la prevención de los procesos neurodegenerativos especialmente el de la enfermedad de alzheimer.

Fuente: larioja.com

Con la colaboración de