Cesta de la compra

{{#if has_items}}
{{#each line_items}}
{{ full_title }}
{{ quantity }}
{{{ subtotal_human }}}
{{/each}}
Subtotal {{{ subtotal_human }}}
{{#if coupon_name}}
Cupón de descuento {{ coupon_name }} - {{{ coupon_discount_human }}} x
{{/if}} {{#if donation}}
Donación {{{ donation_human }}}
{{/if}}
{{#if shipping_handling_left_for_free}}
(Te quedan {{{ shipping_handling_left_for_free }}} para que el envío sea gratis)
{{/if}}
{{#if tx_okstock}} Envíos en 72h. {{/if}} {{#if delivery_date}} El pedido te llegará el {{ delivery_date_human }} {{/if}}
Total {{{ total_ceafa }}}
{{else}}
Actualmente no tienes nada en la cesta de la compra. Ir a la tienda.
{{/if}}

La obra social de las siete cajas de Bankia se queda en el aire

Los problemas financieros de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), el grupo de Bankia, tendrán como secuela la falta de fondos para aportar a la obra social de las siete cajas de ahorros que fundaron el grupo. Las cuentas registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores muestran que BFA, como sociedad individual, tuvo pérdidas de 439,3 millones de euros en 2011. Eso ha imposibilitado a BFA repartir dividendos a las siete cajas de ahorros que forman parte de su accionariado y que estas, a su vez, necesitarían para realizar aportaciones a la obra social.

La obra social ha sido uno de los factores más distintivos de las cajas de ahorros dentro del sistema financiero español. Las entidades destinaban a ella una parte de sus beneficios. Pero con la llegada de la crisis, las pérdidas sufridas por algunas entidades, el traspaso a bancos de su negocio financiero y la nacionalización de algunas de estas cajas bancarizadas están amenazando la financiación de la obra social de las cajas de ahorros. En el caso de algunas de las rescatadas y luego subastadas, los bancos compradores se han comprometido a mantenerla en parte, como ocurre con el Sabadell y la CAM o el BBVA y Unnim.

En el caso de BFA, la matriz de Bankia, siete cajas aportaron su negocio financiero a la nueva entidad a cambio de una participación en el nuevo grupo. Se suponía que con la nueva estructura, las cajas, que quedaban como accionistas de BFA, recibirían dividendos de esta entidad para destinar a su vez el dinero a dotaciones a la obra social. Al no tener BFA ni beneficios ni dividendos, no habrá fondos generados por el negocio financiero que destinar a obra social. Además, esa situación se perpetuará con la nacionalización. Al perder las siete cajas o ver reducida a su mínima expresión su participación en BFA, ya tampoco recibirán dividendos (o solo de una cuantía ínfima) en el futuro, incluso suponiendo que la entidad enderece su rumbo y vuelva a ser rentable.

Las cajas, sin embargo, cuentan con un remanente de anteriores ejercicios, con lo que la falta de nuevos fondos no supondrá un cese inmediato de esas actividades asistenciales, culturales y sociales. Pero todo queda en el aire. Por ejemplo, la Casa Encendida, uno de los principales símbolos de la Obra Social de Caja Madrid en el área cultural, es propiedad de la entidad financiera. Pero el presupuesto con el que contará de ahora en adelante para financiar su actividad es incierto. Y eso es lo que ocurre con toda la obra social de las cajas de Bankia: su esquema está por definir.

El nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, avanzó el miércoles por la noche, en la reunión del Consejo de Administración en la que asumió el cargo, que buscará la fórmula de seguir manteniendo al menos una parte de la obra social de las cajas de ahorros, especialmente las vinculadas a servicios que se prestan a sus clientes. De momento, las siete cajas que se integraron en Bankia tienen un colchón de ahorros o remanentes para tres años, según fuentes financieras. Y es que los años de vacas gordas en los beneficios de las cajas sirvieron para lograr jugosas dotaciones. En el caso de Caja Madrid, el récord se logró con los 252 millones a cargo del ejercicio de 2007, y en el de Bancaja, con los 83 millones a cargo del mismo año. La obra social también cuenta con activos en propiedad, como los inmuebles, o los ingresos procedentes de los colegios concertados o montes de piedad.

Pero la carestía de recursos ya se ha notado en el último ejercicio. Las dotaciones bajaron desde ese dorado 2007, especialmente el año pasado, y para este año han desaparecido. La Obra Social de Caja Madrid no ha contado con dotación de los resultados de BFA este 2012, así que el presupuesto para sus actividades este año, unos 53 millones de euros (un 33% menos), procede únicamente de los ingresos por su actividad (18 millones de euros) y 31 millones del fondo de reserva, es decir, de los ahorros, según explican fuentes de la entidad de ahorro.

La entidad ha tenido que cerrar o traspasar Ayuntamientos, centros de día para mayores y bibliotecas, en algunos casos para evitar duplicidades, sobre todo en la Comunidad de Madrid. Pero también prepara el cese de la bibliotecas como la de Madrid o Santiago de Compostela.

Gecesa, la empresa al 100% a través de la que Caja Madrid gestiona los centros de la Obra Social, reducirá un centenar de puestos de trabajo. La compañía firmó el pasado lunes un acuerdo con el comité de empresa sobre un expediente de regulación de empleo (ERE), según las mismas fuentes. El pacto ofrece prejubilaciones a los trabajadores de a partir de 55 años, excluye a los que tiene más de 50 de los despidos y para el resto abre un periodo de bajas incentivadas con las indemnizaciones previas a la reforma laboral, es decir, de 45 días por año trabajado.

En el caso de la segunda gran caja del grupo, Bancaja, el presupuesto ha quedado para 2012 en 28,3 millones, un 22%. La entidad tampoco tiene noticia de cuál será el futuro de la actividad a medio plazo.

“Sin dinero para la obra social, todo el mundo asociativo se paralizará y los bancos no cubrirán todo lo que se hace aquí, ellos no tienen la obligación”, se lamentaba el empleado de una de las fundaciones de Bankia.

Fuente: elpais.com

 

Con la colaboración de