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«La investigación permite entrar en el difícil camino de generar ideas»

José Angel Berciano. Jefe del Servicio de Neurología del HUMV y Catedrático de Neurología de la Universidad de Cantabria

- Recientemente ha recibido el Premio de la Sociedad Española de Neurología, en la categoría de Enfermedades Neuromusculares. ¿En qué líneas se han desarrollado sus investigaciones?

- El premio se concede a la trayectoria de mi grupo en el estudio de la neuropatía hereditaria denominada enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, la más frecuente entre las que se transmiten con herencia autosómica dominante o recesiva, o ligada al sexo. Esta enfermedad, en la que hemos trabajado durante los últimos treinta años, es una patología en la que se atrofian los pies, las piernas y luego las manos, y se pierde sensibilidad también en las partes distales. Es una enfermedad muy lenta, que puede ir desde formas graves, en las que el paciente está confinado a la silla de ruedas, hasta pacientes que nunca van a tener prácticamente síntomas.

- ¿Cuáles han sido los principales avances alcanzados?

- De entrada, en Cantabria establecimos la prevalencia de esta enfermedad en veintiocho casos por cada 100.000 habitantes, lo que quiere decir que en España hay en torno a 12.000 enfermos. Éste fue un trabajo que constituyó la tesis doctoral del profesor Onofre Combarros, que actualmente lleva la línea de Alzheimer. Después, en colaboración con el servicio de Neurofisiología Clínica, con el doctor Antonio García, establecimos cuándo es posible detectar la enfermedad haciendo un seguimiento a niños que reciben la mutación. Lo que hicimos fue analizar cómo va progresando la enfermedad en las dos primeras décadas de la vida, y establecimos que podía hacerse el consejo genético, es decir, el diagnóstico clínico, mediante técnicas fisiológicas en los primeros cinco años de vida. Ésta era una cuestión que estaba muy debatida porque la literatura decía que había que esperar a los veinte años para llegar al diagnóstico, pero nosotros descubrimos que no, que en niños se puede establecer fidedignamente el diagnóstico. En esta etapa clínica y neurofisiológica colaboramos con distintos grupos europeos, principalmente con el de la profesora Anita Harding, del Queen's Square National Hospital de Londres, con la que establecimos, mediante análisis de ligamiento genético, que el gen del CMT1A va ligado a los marcadores del cromosoma 17p. Posteriormente, tras una etapa que llegó hasta mediados de los 90 en la que los avances genéticos fueron mínimos, hubo una eclosión, y lo que pensábamos que eran cuatro formas de enfermedad, desde un punto de vista genético, resultaron ser cincuenta genes. Es decir, hay aproximadamente cincuenta loci (localización de las mutaciones) y, de estos cincuenta, aproximadamente cuarenta se han clonado, dando lugar a cuarenta genes defectuosos distintos. De todo esto, concluimos que, como mínimo, hay cincuenta formas distintas de enfermedad y no es descabellado pensar que en los próximos años lleguemos a las setenta. En colaboración con los profesores Peter de Jonghe y Vincent Timmerman, del laboratorio de genética de la Universidad de Amberes, hemos identificado, dentro de esos cincuenta genes, el CMT2G, localizado en una familia de Cantabria. También estamos trabajando con un gen que se llama Dynamin2 y con mutaciones de la proteína P0.

- ¿Y en cuanto a los hallazgos más recientes?

- Ya en el último estadio, desarrollado en colaboración con la doctora Elena Gallardo del Departamento de Radiología del HUMV, hemos analizado la atrofia muscular de pies y piernas en CMT1A, una de las variantes de Charcot-Marie-Tooth más frecuentes, y hemos llegado a la conclusión de que primero afecta a los pequeños músculos intrínsecos de los pies, lo que nos ha permitido emitir nuevas hipótesis de una de las manifestaciones cardinales de la enfermedad, que es el pie cavo.

- ¿Qué repercusión puede tener todo esto en el tratamiento de las neuropatías hereditarias?

- El diagnóstico precoz en niños permite orientar las deformidades de los pies. Si se corrige precozmente mediante tratamiento podológico, el pie cavo no se evita, aunque se alivia en determinadas deformidades. Esto significa que el diagnóstico precoz posibilita una orientación ortopédica del problema en fases tempranas, que es cuando es reversible.

- ¿Qué otros aspectos destacaría de este proyecto?

- Lo importante es que esta línea ha involucrado a colegas de Valdecilla, de las ramas de Neurofisiología Clínica, Imagen, Radiología, etc; ha permitido desarrollar el laboratorio de Neurogenética, y ha hecho posible la colaboración internacional con grupos muy reputados como los del Queen's Square y la Universidad de Amberes.

- En lo que a investigación en neurología se refiere ¿en qué líneas ha mostrado Cantabria sus fortaleza?

- La línea más consistente es la de las enfermedades neurodenegerativas, que cubre desde las neuropatías y las ataxias hereditarias, hasta enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer. Además, otros miembros del Servicio de Neurología de Valdecilla han trabajado muy bien en la línea de vascular, en el tema de las cefaleas, etc. En todo caso, a título de orientación, entre 1996 y 2004, en Valdecilla se produjeron 813 documentos científicos citables, de los cuales 134 son de Neurología Clínica.

- En este sentido, ¿hacia dónde se debe seguir avanzando?

- Hablando del grupo que yo dirijo, que tiene que ver con el Servicio de Neurología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, los estudios que estamos desarrollando en el campo de los polimorfismos de riesgo en la enfermedad de Alzheimer; en el de la detección precoz del deterioro cognitivo para ver si evoluciona la enfermedad de Alzheimer; en el de la enfermedad de Parkinson familiar; en la línea de trabajo en torno a las ataxias y neuropatías hereditarias, etc, han de tener continuidad. Estas líneas están siendo muy productivas y estamos incorporando a gente joven en ellas.

Fuente: eldiariomontanes.es

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