Entre tantas desdichas y sinsabores como cada día nos cuentan los medios informativos –que las cuentan porque han ocurrido–
aparecen de vez en cuando noticias que llenan de esperanza a muchas personas, como esa referente a la reciente celebración en Chicago de un congreso internacional sobre el alzheimer, también conocido como la enfermedad del olvido, que afecta a millones de ancianos en
el mundo, y que tiene 800.000 enfermos en España, una cifra que se calcula que en los próximos veinte años se habrá duplicado.Y es que en este congreso se ha anunciado un nuevo medicamento, aun en fase experimental, que consigue frenar el deterioro mental y cognoscitivo de los pacientes en un ochenta por ciento, mucho más de lo conseguido hasta la fecha con los pocos tratamientos destinados a mantener estables durante cierto tiempo los síntomas.
Como bien se sabe por desgracia no hay ningún tratamiento curativo, así que en el nuevo fármaco en el que se trabaja, y que el año que viene entrará en fase decisiva con probaturas masivas, se han depositado muchas ilusiones, aunque el gran objetivo de los investigadores, en definitiva, continuará siendo la detención del terrible proceso en su inicio. Según los datos de que se disponen el cinco por ciento de personas comprendidas entre los 65 y los 75 años padece ya alzheimer y casi la mitad de los mayores de 85 años. Se entiende, pues, la amenaza del mal en unas sociedades cada vez más envejecidas, un mal que origina, además, largos y duros sufrimientos en el entorno del enfermo.Algo que saben bien los familiares.
En Zamora se cuenta, desde hace ya años, con una asociación que viene realizando grandes esfuerzos de todo tipo para conseguir una mejora de la situación tanto para los afectados como para quienes les rodean y les cuidan.
En alguna ocasión se ha dicho queolvidar las llaves, por ejemplo, no es un síntoma de empezar a padecer alzheimer pero que sí puede serlo el olvidar para qué sirven las llaves. Lo que se sabe es que el proceso puede empezar hasta diez años antes de iniciarse los primeros síntomas, los primeros olvidos patológicos.Y que es entonces cuando comienzan a administrarse fármacos destinados a retrasar la evolución de la enfermedad, que carece de retorno, siendo en ese punto donde el nuevo medicamento que se estudia ha conseguido esos resultados optimistas que se cuentan. Parece que fue descubierto por casualidad hace ya veinte años, y el equipo médico que experimenta
con el producto espera que pueda comercializarse en 2.012.
Ese es el lado triste de estos descubrimientos que siempre acaban dejando un poso agridulce que aconseja no hacerse demasiadas ilusiones al respecto, pues sabido es que sobre éstas y tantas otras enfermedades se realizan infinidad de investigaciones básicas que a la hora de la verdad no funcionan como se esperaba. Pero, en este caso concreto y aun con tiempo por delante, los experimentos que se llevan a cabo abren una puerta a la esperanza.
Fuente: La Opinión