Cesta de la compra

Actualmente no tienes nada en la cesta de la compra. Ir a la tienda.

La detección precoz eleva a 11.000 la cifra de enfermos de alzheimer en la provincia

Es una enfermedad que va a más. Y por motivos obvios: las personas mayores cada vez ganan un peso más destacado en la pirámide demográfica y la esperanza de vida se sitúa año a año en una edad más avanzada. Por ello, los últimos datos disponibles indican que en la provincia de Córdoba existen en la actualidad en torno a 11.000 enfermos de alzheimer, una demencia que no tiene curación pero que sí se puede controlar a través de fármacos y de una actuación integral con el paciente. El dato de cordobeses afectados por este mal lo aporta José María Jiménez, especialista en este tipo de problemas mentales asociados con la senectud y que está al frente de la Unidad de Demencias de la Clínica El Brillante.

«Se trata de la demencia más común entre la población mayor, y en la que es fundamental la detección precoz», subraya el doctor. En este campo, indica, se ha avanzado mucho en el último lustro.

«Es un hecho que los pacientes con alzheimer llegan ahora a las consultas, bien públicas o privadas, menos mayores: la familia ya no espera a que el abuelo esté tan mal para llevarlo al médico porque tiene problemas de alteración de la conducta», manifiesta Jiménez.

Así, es habitual que lleguen a los especialistas casos de en torno a los 65 años, cuando hasta poco era más usual que los afectados por la denominada enfermedad del alzheimer, de la que esta semana se ha celebrado su día mundial, no tuvieran menos de tres cuartos de siglo.

«Pero hay que tener en cuenta que el alzheimer alcanza un grado de prevalencia de hasta el 35 por ciento entre los segmentos de edad más avanzados», agrega el médico.

Jiménez, autor del libro «Depresión en el anciano, ¿otra epidemia del siglo XXI?», insiste en que hay cuatro campos de un individuo a los que afecta el alzheimer. El primero es el mental, por las dificultades que experimenta todo paciente con esta demencia de mantener sus funciones cognitivas a un nivel normal. El segundo es el físico, pues los enfermos suelen perder movilidad, hecho que se acentúa si no hay una intervención de la familia o de los cuidadores del mayor para que lleve unos hábitos de vida saludables y practique ejercicio.

Dos campos más son esenciales: el social y el conductual. Ambos están muy relacionados entre sí, puesto que la incapacidad para tener un comportamiento lógico y adaptado a los usos sociales deriva en muchos casos en el aislamiento y, en consecuencia, en la soledad. Es cuando se produce el agravamiento de la patología.

Fuente: abc.es

Con la colaboración de