En 1907, Alois Alzheimer describió la enfermedad que Kraeplin bautizó posteriormente como demencia no arterioesclerótica. Se trata a grandes rasgos de un cuadro de demencia cortical que tiene un curso típico y progresivo.
En su estado inicial es una enfermedad difícil de diagnosticar en la cual se producen trastornos tanto de la memoria a hechos recientes como de la memoria a largo plazo. Son característicos de esta patología los trastornos de la orientación espacial y del lenguaje, la disminución de la capacidad para razonar y las dificultades en la escritura siendo frecuente la excitación con debilidad.
En estadios avanzados se produce una creciente disminución de las capacidades intelectuales. Se llega al estadio final en un plazo de 8-15 años en promedio dependiendo de cada caso en particular y la muerte acontece muchas veces por enfermedades asociadas. La enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de degeneración mental en la vejez.
El difícil diagnóstico diferencial y su determinación definitiva tras el fallecimiento mediante análisis histológico, llevan a unas cifras dudosas muy altas. Por esta razón, aún no se ha dilucidado completamente si está aumentando el número de enfermos o si solo el diagnóstico de la enfermedad es más presciso.
El aumento de la esperanza media de vida también ha contribuido al aumento de esta enfermedad geriátrica. Las placas seniles características de la enfermedad de Alzheimer y que se localizan sobre todo en la corteza cerebral, están formadas por una pequeña molécula proteica, la proteína B -amiloide y terminaciones neuronales degeneradas. Se desconoce si estos depósitos son las causas de esta patología o se trata solo de las consecuencias visibles del proceso metabólico.
Este tipo de depósitos también los encontramos en pequeñas cantidades en ancianos sanos y los factores hereditarios parecen estar también implicados.
En este sentido tiene importancia un gen situado en el cromosoma 21 responsable de la síntesis de la proteína precursora de amiloide, al parecer un defecto genético impide que dicha proteína precursora se desdoble.
Se origina de esta forma un B-amiloide insoluble, que forma en el cerebro los típicos grumos que caracterizan a esta enfermedad. Hasta la fecha no existe ningún tratamiento eficaz para la enfermedad de Alzheimer.
Por otra parte, parecen ejercer influencia sobre el proceso patológico los trastornos inmunológicos y las secuelas de sobrecargas psíquicas, aunque también se discute la posible relación con una infección por virus lentos y lógicamente quedan por explicar la influencia que ejercen las cargas medio ambientales.
Se puede llevar a cabo una terapia biológica coadyudante de la enfermedad de Alzheimer y se encuentra como los pacientes afectos de este síndrome reciben un tratamiento idéntico al que se sigue en otros pacientes con demencia senil.
El entrenamiento regular e intensivo de la memoria es tan importante como la asistencia continuada a cargo del personal asistencial. La administración de antioxidantes no es perjudicial y la terapia antihomotóxica ofrece una interesante herramienta terapéutica.
En el campo de la medicina biológica la utilización de la mezcla de ozono más oxígeno conocida como ozonoterapia, se está constituyendo en una gran esperanza en el manejo preventivo y sintomático de la enfermedad , disminuyendo la rapidez en la aparición de los síntomas y mejorando notablemente la calidad de vida de aquellas personas que la padecen. Importante también administrar minerales, oligoelementos, aminoácidos esenciales y no esenciales y complejos vitamínicos como parte del soporte nutricional a nivel del sistema nervioso central y periférico.
Gracias a los métodos de drenaje y a los catalizadores que activan el metabolismo se pueden al menos reducir los factores habituales de sobrecarga en la edad senil y se pueden administrar medicamentos homeopáticos e igualmente fitoterápicos con el Ginkgo Biloba asociados a oxigenoterapias por vía intravenosa que estimulan el riego cerebral.
Fuente: eldiario.com.co