Si pregunta a la gente que le rodea cómo cree que funciona el cerebro, la mayoría lo comparará con un ordenador que durante ciertos periodos de tiempo queda en modo stand-by, a la espera de retomar de nuevo sus tareas cuando se le reclame. Este órgano, a imagen y semejanza de una computadora, permanecería en pausa hasta ser ‘solicitado’ para llevar a cabo un nuevo trabajo, pero ¿funciona realmente así o paradójicamente existe una inmensa actividad cuando permanece en este estado de reposo?
El cerebro siempre está activo, y cuando aparentemente nuestra mente divaga o no hacemos nada el gasto de energía se dispara, y este órgano, que representa poco más del 2% de nuestra masa corporal, consume el 20% del oxígeno que respiramos ¿Tiene sentido semejante derroche? Hoy en día sabemos que en estos ‘tiempos muertos’ se está llevando a cabo una gran cantidad de procesos esenciales y uno de los retos actuales de la neurociencia es descubrirlos.
En 2001 los investigadores Raichle y Shulman publicaron un trabajo en el que definían por primera vez la red neuronal por defecto (DMN)