El popular suplemento dietético ginkgo biloba no impidió la aparición del mal de Alzheimar en adultos mayores que lo habían tomado, de acuerdo con el mayor estudio sobre prevención de la enfermedad efectuado en Europa.
Según investigaciones con animales, el extracto de la planta podría proteger a los sujetos de la forma más común de demencia, aunque no se encontró evidencia de su eficacia en estudios previos en humanos, incluido uno de gran escala realizado en Estados Unidos y difundido en 2008.
En el estudio más reciente, los científicos franceses examinaron los efectos del ginkgo en más de 2.800 personas mayores de 70 años que tenían problemas de memoria.
Casi la mitad de los sujetos ingirieron a diario una dosis de 240 miligramos mientras que la otra mitad recibió placebos.
Los pacientes fueron sometidos a pruebas cognitivas anuales que continuaron por cinco años, aunque sólo alrededor de 70% de ellos tomó el ginkgo biloba o placebos por varios años.
De las personas que recibieron ginkgo biloba, a 61 se diagnosticó posible mal de Alzheimer, en comparación con 73 a las que se había administrado placebos. La diferencia no fue estadísticamente relevante, lo que significa que pudo haber sido resultado del azar.
El estudio fue difundido el jueves en la publicación Lancet Neurology y lo financió Ipsen, fabricante de suplementos que contienen ginkgo biloba.
Los autores no estuvieron seguros de las razones por las cuales aparentemente el ginkgo biloba no había funcionado. "Quizá las personas necesitaban tomarlo por un tiempo más largo", señaló el doctor Bruno Vellas, del Hospital Universidad en Tolosa, Francia, que estuvo al frente del estudio.
Otros expertos dijeron que ahora había suficiente prueba como para que la gente deje de tomar el extracto.
"La idea de ingerir una píldora o un suplemento alimenticio para prevenir el Alzheimer es sólo un ejercicio de esperanza hasta ahora", dijo el doctor Lon Schneider, director del Centro del Mal de Alzheimer en California, quien escribió un comentario adjunto en el estudio.
"Si algo no funciona cuando se quiere que funcione, para qué continuar tomándolo", apuntó.
Schneider señaló que la gente quizá se beneficiaría más si se concentra en hábitos saludables que al parecer reducen el riesgo de sufrir Alzheimer, como mejorar la dieta, hacer ejercicio con regularidad y controlar cualquier factor de peligro cardiovascular.
Fuente: terra.es