Un fármaco inmunosupresor utilizado habitualmente para evitar el rechazo en trasplantes podría servir para retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson, según pone de relieve un estudio que publica este domingo la revista Nature. La rapamicina, como se llama el medicamento, no cura el párkinson, pero sí «puede proteger y retrasar la aparición» de enfermedades neurodegenerativas, ha señalado en un comunicado el jefe del grupo de Neuropatología del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), Isidro Ferrer, que ha participado en el estudio.El trabajo ha estado coordinado por investigadores del International School for Advanced Studies (Sissa) de Trieste (Italia), y es fruto de cinco años prolongados de trabajos desde que se descubrió que los pacientes de párkinson presentan un déficit en la proteína Uchl1. Los científicos desconocían el mecanismo que producía dicho déficit, pero gracias a un proyecto europeo llamado Dopaminet, que abordó cómo las células cerebrales cuyo neurotransmisor es la dopamina están implicadas en el párkinson, advirtieron que la proteína se regulaba mutuamente con su proteína espejo