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Enfocamos nuestra labor a las familias para que no se encuentren solas

Apunta que esta dolencia "provoca un gran desgaste en las relaciones familiares"

La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y Otras Demencias de Pontevedra (Afapo) celebra su cena benéfica anual el próximo viernes en el Liceo Casino de A Caeira. Al frente de la agrupación está María José Magdaleno, que anima a todos los pontevedreses a acudir a un evento en el que, a cambio de una pequeña aportación, la asociación ofrece "un rato agradable y divertido".

–El próximo día 21 celebran su gala anual. Además de este evento, ¿de qué otros recursos económicos dispone su asociación?

–Además de la cena, con la que recaudamos fondos para pagar el local, nos financiamos con otros recursos como la lotería de Navidad. También recibimos ayudas públicas de las diferentes administraciones, pero debemos afrontar muchos gastos de personal.

–¿Qué servicios prestan a enfermos y familiares en el local de Afapo?
–Tenemos un centro terapéutico en el que hacemos actividades y talleres. Allí trabajan una psicóloga, una fisioterapeuta, una auxiliar, una trabajadora social y un musicoterapeuta.

–¿Cuántos enfermos reciben atención en el centro?

–En este momento acuden a nuestro centro 24 personas, pero tenemos muchas más en lista de espera. Es frustrante, pero no podemos atender a nadie más. Hacemos todo lo que podemos con el personal que tenemos a nuestra disposición.

–¿Cuál es el perfil de estos usuarios?

–Aunque esto no responde a la incidencia de la enfermedad, tenemos más mujeres que hombres, alrededor de un 70%. En cuanto a la edad, aunque el Alzheimer se desarrolla mayoritariamente a partir de los 65 o 70 años, nosotros tenemos enfermos incluso con 52 años. Y cuando la enfermedad aparece tan pronto se añade la dificultad de que los afectados sufren un deterioro muy rápido.

–¿Cómo se manifiestan los primeros síntomas del Alzheimer?

–Hay que diferenciar los olvidos normales de la enfermedad. Pero tenemos que estar atentos a los pequeños detalles con las personas que tenemos al lado. ¿Qué mejor que tu pareja o tus hijos para observar estas cosas? Hay que ir al médico, plantearlo, empezar a crear una historia. Otra de nuestras reivindicaciones es un diagnóstico precoz para el Alzheimer. Si un enfermo permanece durante meses en lista de espera antes de ser diagnosticado por un especialista se pierde un tiempo valiosísimo.

–Con el diagnóstico comienza el trabajo de su asociación.

–Cuando se diagnostica un caso de Alzheimer, la primera reacción de la familia es de desconcierto. Se preguntan "¿Y ahora, qué?". Entonces acuden a nosotros. Nuestra labor está muy enfocado a las familias, para que no se encuentren solas y sepan por donde ir. Después, ayudando al enfermo ayudamos al familiar.

–¿Quién suele encargarse del cuidado doméstico de los enfermos? ¿Sigue siendo una tarea que afrontan las mujeres?

–Sin lugar a dudas. La mujer, a pesar de que ha habido avances, sigue siendo la que deja el trabajo cuando es necesario. Hay casos de familias que se organizan y se reparten el trabajo, pero son muy pocos. La mayoría de las veces, en familias con varios hermanos, hay uno, casi siempre una, que se hace cargo del enfermo.

–¿Cómo afecta un caso de Alzheimer a la familia que debe afrontarlo?

–Como cualquier enfermedad, provoca un gran desgaste en las relaciones familiares y sociales. Hay gente que coge el toro por los cuernos y gente que huye del problema. Es muy habitual que haya familiares que nieguen las dificultades, que digan "no es para tanto". Esto ocurre sobre todo con los que no conviven diariamente con la persona enferma.

Fuente: farodevigo.es

Con la colaboración de