Para la neuróloga Esther Cubo “ha habido importantes avances en los tratamientos y hacia donde va la investigación”, y sin embargo “no tenemos una cura”. Cubo confirma que “se está invistiendo mucho dinero en investigación” y que actualmente “se puede tratar al paciente de forma adecuada en Castilla y León”.
Esther Cubo impartió hoy una conferencia de presentación de la consulta de transtornos del movimiento del Hospital General Yagüe de Burgos, referencia para Soria de esta especialidad. La ponencia tuvo lugar en las dependencias del Instituto de Estudios de Ciencias de la Salud de Castilla y León en el antiguo cuartel de Santa Clara.
La neuróloga no oculta su decepción ya que “a nivel clínico estamos bastante bien, pero nos falta mucho a nivel de investigación básica”. Para la neuróloga el papel de las asociaciones es “fundamental” a la hora de formar y atender a los familiares de los enfermos.
La doctora Cubo tiene concedidos tres años de investigación clínica compaginada con la asistencia. A juicio de la neuróloga “esta práctica le permite seguir en contacto con el paciente y generar ideas de cara al futuro”.
Sobre la conexión entre la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson, Esther Cubo considera que de un 30 al 40 por ciento de los enfermos padecen “un deterioro degenerativo” y pueden verse afectados por ambas enfermedades.
La enfermedad del Parkinson se detectó primera vez en 1817 por el médico británico James Parkinson, quien también le dio su nombre. Pertenece al grupo de enfermedades conocidas como trastornos del movimiento. Sus cuatro puntos cardinales son el temblor de manos, extremidades, cabeza y mandíbula; la rigidez muscular en brazos, piernas o tronco; Bradicinesia o lentitud en los movimientos; y la inestabilidad postural o deterioro del equilibrio.
Fuente: cope.es