El cerebro de los adultos que aprenden una nueva lengua aumenta de grosor en el hemisferio izquierdo, implicado en el procesamiento acústico, la comprensión y la articulación de las palabras. También crece el hipocampo, implicado en la memoria y el aprendizaje. Además, el bilingüismo parece contribuir a aumentar la reserva cognitiva, que confiere cierta protección contra la enfermedad de Alzheimer. Y cuanto más se practique la segunda lengua, más gana el cerebro en destreza y resistencia.
Así lo destaca una investigación publicada en «Neuroimage» que verificó la forma en que cambiaba el cerebro de reclutas suecos que estudiaban de forma intensiva un idioma del que no tenían conocimientos previos. En diez meses, debían hablarlo con fluidez, para lo que debían aprender entre 300 y 500 palabras a la semana, con un horario intensivo que les mantenía ocupados todo el día.
Ser bilingüe mejora la atención y la planificación
Según los autores del trabajo, es la primera vez que se constatan los efectos de aprender una nueva lengua en el cerebro de adultos. Según los investigadores, aprender una gran cantidad de palabras nuevas en poco tiempo, como hicieron los reclutas suecos, promueve el aumento de volumen en el hipocampo derecho.
Es más, el esfuerzo se relaciona directamente con el incremento de volumen. Lo mismo ocurre con el aumento del grosor del giro frontal medio izquierdo, que es mayor cuanto mejor se domina el idioma.
Reserva cognitiva
Los investigadores, pertenecientes a las universidades suecas de Lund y Ulmea, y a los Institutos Max Plank y Karolinska, señalan también que la plasticidad (crecimiento) observada en el hipocampo al ir dominando el nuevo idioma podría explicar por qué, como han señalado estudios anteriores, el bilingüismo confiere cierta protección frente a enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
Otros estudios, realizados en Canada por el equipo de Ellen Bialystok, han mostrado que los bilingües afectados de alzhéimer tardan más en mostrar los síntomas. El bilingüismo parece contribuir al aumento de la reserva cognitiva, que a su vez retrasa el inicio del alzhéimer. De ahí que las personas que dominan dos idiomas requieran la presencia de más neuropatología para que la enfermedad se manifieste.
Ventajas de ser bilingüe
Hay más ventajas en aprender al menos otra lengua. Están relacionadas con el control de la atención, que se potencia cuando se emplea más de un idioma, a la hora de descartar información irrelevante. También las funciones ejecutivas (planificación y toma de decisiones) parecen mejorar cuando se habla otra lengua. Y un mejor control de la atención y de las funciones ejecutivas supone una ventaja para desarrollar otras habilidades cognitivas durante toda la vida, como explica Bialystok: «Pusimos voluntarios a conducir en un simulador mientras por unos auriculares les dábamos tareas extra para comprobar cómo afectaban esas distracciones a su forma de conducir. Todos lo hicieron peor, pero en los bilingües el rendimiento bajó menos porque podían concentrarse en conducir mientras recibían otras órdenes».
Las ventajas adquiridas con la segunda lengua no dependen de la edad de aprendizaje. El beneficio estaría en cambiar de idioma con frecuencia para hacer al cerebro más ágil y eficaz.
Fuente: abc.es