El control del Alzheimer está ligado al conocimiento de la genética del colesterol cerebral y de la respuesta inflamatoria de este órgano, según ha explicado Eloy Manuel Rodríguez, del Hospital Marqués de Valdecilla, para quien las estatinas aportarán beneficios en demencias.
El conocimiento de los genes implicados en el colesterol cerebral y la respuesta antiinflamatoria del cerebro pueden contribuir a elaborar un perfil genético del individuo, con el fin de controlar la enfermedad de Alzheimer (EA). De hecho, un índice alto de colesterol es un factor de riesgo para padecer la enfermedad, según se desprende de la tesis doctoral defendida por Eloy Manuel Rodríguez Rodríguez, neurólogo adjunto del Hospital Marqués de Valdecilla, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria.
Para el doctorando, que ha empleado cinco años en la tesis, el trabajo clínico y de laboratorio deja claro que el metabolismo del colesterol cerebral está relacionado con la patogenia de la EA, y abre al mismo tiempo las puertas para que en el futuro "puedan ser aplicados tratamientos innovadores en pacientes con esta clínica. En esta línea ya hay estudios con estatinas, que son los fármacos que regulan la síntesis del colesterol y que se utilizan, por ejemplo, para los ictus, los infartos de miocardio o la hipercolesterolemia, entre otros cuadros, que se están empezando a probar en demencias, y que están pendientes de los resultados", ha precisado.
Ritmos en EA
¿Qué aporta de nuevo esta tesis en una patología tan estudiada como el Alzheimer? Eloy Manuel Rodríguez ha señalado que su investigación aclara que los genes del metabolismo del colesterol cerebral, actuando bien individualmente o interaccionando entre ellos, producen variaciones en el ritmo de la EA: "Aquellos genes que aumentan el colesterol dentro del cerebro favorecerían el desarrollo de Alzheimer, lo cual es independiente del colesterol sanguíneo.
En cualquier caso, la tesis muestra que los pacientes que aumentan ese colesterol cerebral habría que incluirlos dentro de los factores de riesgo de EA, aunque sin ser definitivos".
La relación entre colesterol y la respuesta inflamatoria es un aspecto de investigación reciente, y no es descartable que en el futuro un mejor conocimiento de los genes pueda contribuir a un mejor control de la EA, del Parkinson e incluso de la artrosis, según ha vaticinado Rodríguez, para quien lo más difícil de la tesis "no ha sido la investigación en sí, sino compaginar el trabajo en el hospital con el laboratorio fuera de jornada, porque he tenido que hacer mucha PCR a los genes".
El tribunal estuvo especialmente interesado, ha agregado el neurólogo, en aspectos diagnósticos y terapéuticos, a fin de llegar a un perfil genético de riesgo para un mejor control de la enfermedad.
"El colesterol cerebral es totalmente independiente del colesterol del resto del organismo, y sólo se conoce la cantidad cuando fallece la persona afectada de EA. El cerebro es una caja hermética con su propio colesterol, y aunque se ha investigado no está claro que haya una relación directa con los niveles sistémicos".
Extrapolaciones
Eloy Manuel Rodríguez, bajo el impulso de Onofre Combarros, neurólogo de Valdecilla y profesor titular de la Facultad de Medicina, ha estado todo un lustro trabajando sobre una determinación de colesterol cerebral que sólo se puede conocer en los estudios postmortem, a fin de relacionarla con genes asociados al colesterol, y de los que ya se conoce cómo funcionan a nivel del resto del organismo. "Llegado a este punto, sólo cabe hacer extrapolaciones e hipótesis sobre esa relación entre colesterol y respuesta inflamatoria.
El primer transportador de colesterol cerebral es el ApoE, que se descubrió a principios de los años noventa, pero luego se ha visto que hay muchos más, y yo de hecho me he centrado en siete genes", ha precisado.
La tesis es sólo una parte en la línea de investigación abierta, porque quedan decenas de genes de enorme interés relacionados con la inflamación y la EA. ¿Estamos cerca de conseguir fármacos? Rodríguez responde que, a corto plazo, no ve dianas terapéuticas de solvencia: "Está complicado llegar rápidamente a esos fármacos, pero a medio y largo plazo es posible que los ensayos clínicos en marcha, por ejemplo con las estatinas, ofrezcan buenos resultados sobre la etiopatogenia de la enfermedad".
Los beneficios del estudio 'postmortem'
Eloy Manuel Rodríguez ha recordado que las resonancias magnéticas, los escáneres y otras sofisticadas pruebas de imagen ayudan mucho al neurólogo, aunque los grandes conocimientos en las demencias llegan de la mano de los tejidos y los estudios postmortem.
"El cerebro tiene un complicado acceso, y de ahí la necesidad de potenciar los bancos de tejidos y de hablar con las familias de los afectados para poder hacer el mayor número posible de estudios postmortem. Una imagen "puede aportar al clínico muchas cosas, pero nada como poder comparar el cerebro de personas que han fallecido con Alzheimer con el de otras que no lo han tenido. De esta forma sabríamos, probablemente, muchas más cosas de esta enfermedad", ha concluido.
Fuente: diariomedico.com