Cuando se llega a cierta edad, existe cierta preocupación por los lapsus de memoria. ¿Tendré Alzheimer?,se pregunta el paciente, Hay que decir que ni todos los fallos de memoria son Alzheimer, ni todo el Alzheimer evoluciona de la misma manera.
Cualquier olvido puntual que pase antes de los 60 años, normalmente viene asociado a un estrés, a un problema de ansiedad o incluso a un cuadro depresivo, y sólo en el caso de que esta persona supere los 65 años puede empezar a pensarse en un problema de Alzheimer, aunque para ello es importante saber si esos fallos de memoria los ha detectado anteriormente la familia o amigos, o bien la propia persona.
El olvido cotidiano es lo que debe preocupar, o sea, más que no saber donde se guarda un papel que nos dieron hace dos meses, el problema es olvidar lo que hemos comido hoy, si has llamado o no por teléfono, si no recuerdas un recado que te acaban de dar, y sobretodo cuando estos olvidos son reiterados y la persona repite hechos que ha realizado hace escasas horas, repite preguntas que ya ha formulado con anterioridad, problemas de orientación temporal, y cualquier cambio de carácter o personalidad etc., puntualiza el Doctor Pablo Marínez Lage, coordinador del Grupo de Neurología de la Conducta y Demencia de la Sociedad Española de Neurología
Los síntomas varían mucho de una persona a otra, si bien globalmente el síntoma típico y característico es el fallo de memoria, pero hay persona en las que el problema de lenguaje aparece de forma temprana, en otros casos se manifiesta de forma tardía, otros casos en los que el cambio de personalidad es muy relevante, pasando de un carácter dócil a un carácter agresivo o bien viceversa.
El ritmo de vida actual facilita la existencia de continuos olvidos sin importancia, ya que entre el trabajo, la casa, los hijos, y la información que recibimos, hay una existencia de pequeños detalles que son imposibles de recordar todos.
El Alzheimer afecta al paciente pero también a los familiares de éste, ya que a veces parece tener memoria prodigiosa para algunas cosas y sin embargo no recuerda si por la mañana se ha cepillado los dientes. Ello hace que surjan dudas respecto a la certeza sobre su enfermedad, y hay familiares que creen que ese familiar con Alzheimer les está engañando.
El diagnóstico precoz en el Alzheimer, hoy en día ocupa gran parte de las investigaciones de este campo, aunque esa precocidad no sirve para frenar y menos curar esta enfermedad. La detección de estos pacientes en estados iniciales de la enfermedad, facilitará que se hagan resonancias magnéticas para confirmar el estado de esta enfermedad, y con ello poner un tratamiento que haga que esa fase inicial se alargue, se estabilice y así la enfermedad avance más poco a poco.
El tratamiento actual para estos pacientes pasa primero por informar a este paciente y sus familiares de qué tipo de enfermedad es, darles a conocer qué procesos o fases tiene. Luego, recomendar la actividad mental y el tratamiento no farmacológico, bien a través de unos talleres de memoria en un centro de día o bien en su casa. Luego iniciar uno de los cuatro medicamentos que han demostrado eficacia, y pueden reportar alguna ligera mejoría, ya que aunque es difícil recuperar la memoria, sí es posible estabilizar ese avance en la pérdida de la misma.
La gran novedad farmacológica es que un fármaco con gran eficacia en Alzheimer, y en la demencia asociada al Parkinson, la rivastigmina, y que se administraba por vía oral dando efectos secundarios, ahora se administra mediante la aplicación de un parche transdérmico, sin que produzca efectos colaterales, y mejorando la eficacia de su acción.
Fuente: vivirmejor.es
