Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzheimer. Una enfermedad que afecta en España a más de 3.500.000 personas, entre enfermos y sus familiares cuidadores, según los datos que maneja la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA).
Se trata de una patología degenerativa que, de forma lenta y progresiva, destruye las células del cerebro. El Alzheimer afecta principalmente a la memoria y al funcionamiento mental, aunque también puede generar problemas de otra índole, como cambios de humor y desorientación en el tiempo y en el espacio, entre otros.
Aunque no se conocen todas las causas que originan la enfermedad, las últimas investigaciones han permitido delimitar algunos elementos determinantes en su aparición. En cualquier caso, todavía queda mucho camino por delante en la lucha contra este mal. En este sentido, los afectados por el Alzheimer piden que se refuercen los recursos destinados a combatir la enfermedad.
Los síntomas de alerta de la enfermedad del Alzheimer más comunes son la pérdida de la memoria reciente, dificultades de orientación, problemas con el lenguaje. Los enfermos también muestran alteraciones en el control de los movimientos intencionales y encuentran dificultad para resolver tareas complejas. En muchas ocasiones, tienen un comportamiento pasivo, apático, ausente o irritable.
Entre los factores preventivos más importantes frente al Alzheimer, al margen de otros determinantes genéticos o ambientales de la enfermedad, hay que destacar la importancia de las relaciones sociales activas y de mantener una actividad cognitiva a lo largo de toda la vida.
Otro factor que se debe tener en cuenta lo conforman los hábitos vinculados a la alimentación. Así, los especialistas abogan por revalorar la dieta mediterránea, “por lo que tienen de elemento preventivo el aceite de oliva, la fruta, la verdura y el pescado. Estos alimentos aportan ácidos grasos omega 3 que tienen efectos neuroprotectores”.
Al igual que ocurre con otras muchas patologías, es vital reconocer los síntomas en los primeros estadios de la enfermedad. De este modo, los especialistas conseguirán que la calidad de vida del enfermo, y de los familiares con los que conviven, sea mucho mayor.
Fuente: infoelder.com