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El 76% de las personas con Alzheimer leve puede conducir

Se publican las claves para saber cuándo dejar el coche en el garaje

Las conductores que padecen Alzheimer u otras demencias presentan, en términos generales, un mayor peligro de sufrir accidentes. Sin embargo, hay estudios que demuestran que entre el 41% y el 76% de los afectados por este tipo de enfermedades en sus fases iniciales puede seguir conduciendo durante un tiempo.

La Academia Americana de Neurología publica en el último número de la revista 'Neurology' una actualización de las herramientas que pueden ayudar a los médicos, los pacientes y sus cuidadores a saber cuándo ha llegado el momento de dejar el coche en el garaje definitivamente.

"Es importante que los especialistas valoren esta cuestión con los afectados y sus familiares justo después del diagnóstico, ya que prohibir la conducción afectará a la calidad de vida del paciente y puede derivar en otros problemas de salud, como depresión", señala Donald Iverson, del Grupo Médico Neurológico de Eureka (California, Estados Unidos) y autor principal del nuevo documento.

Los expertos recalcan que, siempre que se opta por dar un voto de confianza a aquellas personas con Alzheimer incipiente, es preciso reevaluar periódicamente (a ser posible, cada seis meses) su pericia.

Evaluación

Las recomendaciones repasan la evidencia científica de distintos formatos de cuestionarios y escalas de medida que permiten predecir, con mayor o menor margen de error, qué enfermos de Alzheimer pueden constituir un peligro al volante. Por desgracia, no existe ninguna prueba 100% segura. Por eso, el 'olfato' del médico y la información que aportan las personas que cuidan del paciente siguen siendo de gran ayuda.

Uno de los métodos de evaluación más útiles para el neurólogo es la denominada Clasificación Clínica de la Demencia (CDR, según sus siglas en inglés). También ayuda a tomar la decisión saber cuántos accidentes de tráfico ha sufrido el afectado en los cinco años previos; valorar si se ha vuelto agresivo o impulsivo, cualidades nada recomendables en la carretera; y preguntarle si en los últimos tiempos ha empezado a coger menos el coche.

En cambio, ningún trabajo ha constatado los beneficios de tener en cuenta la propia percepción del enfermo de Alzheimer respecto a su habilidad con el volante o la puesta en marcha de cursillos o estrategias para mejorar su destreza.

Éstas son algunas de las preguntas que el especialista puede plantear al paciente o sus cuidadores con el fin de evaluar su pericia conductora:

  • ¿Cuántas veces ha sido multado o le han dado el alto por una infracción de tráfico en los últimos tres años?

  • ¿Cuantos accidentes de tráfico ha tenido en los últimos tres años?

  • ¿En cuántos de esos incidentes ha sido hallado culpable?

El médico también puede pedir a los afectados que den su opinión sobre las siguientes afirmaciones:

  • Me preocupa mi capacidad de conducir de forma segura.

  • A otras personas les preocupa mi habilidad como conductor.

  • Ya no conduzco tanto como antes.

  • Evito conducir de noche.

  • Procuro no conducir cuando llueve.

  • Evito sacar el coche en momentos en que sé que va a haber atasco.

  • Supero los límites de velocidad cuando sé que no pueden pillarme.

  • Me salto los semáforos en rojo si sé que no me van a pillar.

  • Conduzco tras haber bebido más de la cuenta.

  • Cuando me enfado con otros conductores, toco el claxon, gesticulo o me acerco a ellos en exceso.

  • Fuente: elmundo.es

Con la colaboración de