Investigadores analizaron muestras de fluido cerebro espinal y plasma de 45 personas en la Clínica de Estudios de Envejecimiento del Centro de Alzheimer en la Clínica Mayo de Rochester. Las muestras fueron tomadas de un grupo que incluyó: 15 personas sin deterioro cognitivo, 15 con leve deterioro y 15 pacientes con Alzheimer.
Los médicos encontraron significativos cambios en los fluidos extraídos de los pacientes con deterioro leve y los que padecían Alzheimer.
Un hallazgo clave es que estos cambios aparecidos en el plasma, reflejaban con fidelidad los cambios registrados en el fluido cerebroespinal, validando el uso de sangre como fuente confiable para este estudio.
El equipo utilizó una técnica relativamente nueva que mide la huella química que dejan los procesos metabólicos en las células y así se puede evaluar lo que está sucediendo en el organismo en detalle y en un momento específico, aportando luces a los investigadores sobre los procesos celulares que pueden estar ocurriendo detrás de una enfermedad.
La doctora Eugenia Trushina, Ph.D. de la Clínica Mayo, una de las autoras de la investigación, confía que los avances de esta prueba pueden ser usados a larga escala para el diagnóstico temprano, el monitoreo de la progresión de la enfermedad y la evaluación de los acercamientos terapéuticos al Alzheimer.
“Queremos diagnosticar el Alzheimer antes de que aparezcan los síntomas, lo cual puede significar décadas antes de que la persona empiece a mostrar fallas en la memoria. Sabemos que mientras más pronto se detecte la enfermedad, mejores opciones de tratamiento podemos ofrecer a los pacientes”, concluye.
Fuente: vistazo.com