Los problemas sociales y de salud no pueden tomarse vacaciones, pero sí darse un respiro "terapéutico". Y esto se ve cada vez más favorecido por la "renovación solidaria" de una tradición tan extendida como los campamentos vacacionales.
En los últimos años, junto a su habitual función de ocio y diversión se ha ido acentuando una perspectiva solidaria y de "aprendizaje para la vida" que busca ayudar a la integración social y a sobrellevar enfermedades y dificultades cotidianas.
Un capítulo que va ganando espacio en estos renovados campamentos "terapéuticos" es precisamente el de la salud. Este mismo domingo finalizaba en la localidad alicantina de Alfaz del Pi una colonia veraniega para chavales con artritis idiopática juvenil, una dolencia que puede ser invalidante en los casos más graves.
Como subrayan las organizadoras y Coordinadora Nacional de Artritis y Sociedad Española de Reumatología Pediátrica, no se trataba solamente de "aprender a convivir mejor con su enfermedad" -nadie mejor para enseñarlo que un monitor que la padece-, sino de normalizar el ocio para que "el campamento sea como otro más" y, sobre todo, de "curtirse" vitalmente y ganar autonomía, ya que "estos niños suelen estar mucho más protegidos que el resto y hay casos que incluso rozan lo patológico por el círculo vicioso de mutua dependencia" que se puede crear entre padres e hijos.
Otras experiencias se centran en menores con patologías oncológicas, problemas renales (la Federación Nacional ALCER ha promovido un campamento en el extremeño Valle del Ámbroz), o trastornos de déficit de atención e hiperactividad. Y en este apartado podrían incluirse, aunque sea como trasfondo y no respondan al esquema típico de las colonias veraniegas, algunas iniciativas para "cuidar al cuidador" de personas con enfermedades tan exigentes como el Alzheimer.
En este caso, la idea es más bien combinar los "programas de respiro" en los que los servicios sociales aligeran la sobrecarga de todas aquellas personas que atienden al enfermo con algún tipo de "vacaciones para cuidadores".
Discapacidad
Uno de los apartados más consolidados es el de la discapacidad, en el que ya es todo un símbolo el 'Bosque de los Sueños' que organiza la Federación Nacional de Aspaym (Asociación de Parapléjicos y Grandes Discapacitados) en la localidad leonesa de Cubillos del Sil. Allí, en 16 cabañas adaptadas y automatizadas con tecnologías domóticas, la filosofía solidaria se percibe desde dos ángulos, el de la convivencia igualitaria entre chavales con y sin discapacidad y el de la propia maduración personal de los primeros para afrontar sus sucesivos retos educativos, laborales y vitales.
La galería de actividades veraniegas en ese ámbito es inmensa y diversa. La Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) promueve una veintena de campamentos que, además de a muchachos con ceguera y otras discapacidades asociadas, también acogen a menores que no la padecen para favorecer el conocimiento mutuo y la integración en la sociedad.
La amplia lista de organizadores de esas colonias veraniegas incluye desde la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) hasta la Fundación Pere Tarrés, cuya tarea de educación en el tiempo libre no olvida a la discapacidad, pasando por ayuntamientos como el madrileño de Pozuelo de Alarcón.
El perfil educativo es también habitual, y muy especialmente en el ámbito ecológico. Aquí las iniciativas surgen por doquier, lo mismo desde organizaciones internacionales como Greenpeace que desde propuestas locales como la del granadino Centro de Innovación Educativa Huerto Alegre, con su Granja Escuela o su Aula de Naturaleza Ermita Vieja.
Madres en prisión
En la galería del verano solidario hay también campamentos para niños procedentes de las prisiones españolas -las madres encarceladas pueden vivir con sus hijos hasta los tres años-, como los que organiza en Santa María de Huerta (Soria) la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos. Hay campos de trabajo promovidos por Cáritas para desarrollar proyectos sociales en beneficio de las personas sin hogar. Y hay programas de "vacaciones para la paz" que permiten a la ONG Paz Ahora traer a España a menores de Palestina. En dirección contraria, cada vez son más las "vacaciones solidarias" para traducir la experiencia profesional, sobre todo del personal sanitario, en proyectos concretos de ayuda en el mundo pobre. Los proyectos de colonias veraniegas alcanzan a prodigiosos niños-músicos y a chavales superdotados, pero la gran protagonista es la solidaridad.
Así ha podido sentirlo el alumnado del colegio madrileño de Nuestra Señora de Fátima tras ganar el II Certamen Iniciativa Solidaria convocado por la Fundación Jóvenes del Tercer Mundo.
Su premio, visitar los proyectos de esta ONG en Barahona (República Dominicana) y convivir con sus beneficiarios. Y su lección aprendida: «Nos hemos dado cuenta de la dura realidad que vive gran parte del mundo. Aunque lo oigas o veas en las noticias, hasta que no lo compruebas con tus propios ojos no eres consciente de la magnitud de la situación».
Fuente: eldia.es