Adultos de entre 35 y 45 años sufren olvidos reiterados, aunque en el 95% de los casos los síntomas están ligados al estrés y la depresión.
Olvidos involuntarios o distracciones son asociados a los primeros síntomas del mal de Alzheimer, según afirman neurólogos locales especializados en el tema, pero advierten que en la mayoría de los casos corresponden a situaciones provocadas por el estrés, la ansiedad y la depresión.
Además, los profesionales consultados afirman que la incidencia de la enfermedad, que afecta a alrededor de 20.000 mendocinos, es directamente proporcional a la edad, estimando que de cada 60 personas mayores de 65 años, una padece Alzheimer, y entre los mayores de 80, el índice trepa al 50%.
Inquietud sin fundamento
Según datos proporcionados por el Instituto Argentino de Neurología, en Mendoza y en gran parte del país las consultas cada vez son más prematuras e involucran a adultos jóvenes, de entre 35 y 45 años, que llegan al consultorio preocupados por olvidos ocasionales. Es que el Alzheimer es una enfermedad que desata un proceso degenerativo en el sistema nervioso central y produce un deterioro, progresivo e inexorable, de las funciones intelectuales.
El síntoma inicial, y el más conocido popularmente, es una disminución de la memoria a corto plazo y de la capacidad de concentración. En estadios más avanzados, se dificulta el lenguaje y la orientación espacial, mientras que en fases terminales se pierde la capacidad de percepción, de hablar y moverse, continencia urinaria y fecal y se avanza hacia la demencia.
Para el director del área de Gerontopsiquiatría y del Programa Alzheimer a nivel nacional, Ignacio Brusco, el aumento de la información que circula en la sociedad en diarios, en programas de TV y en películas que abordan el tema, es uno de los factores que explica el incremento en el número de consultas.
“Las campañas sobre trastornos de la memoria también generan muchas consultas y atraen nuevos pacientes al hospital", agrega el especialista, presidente de la Asociación Alzheimer Argentina.
Brusco advirtió que, en general, los adultos jóvenes consultan por olvidos reiterados porque piensan que pueden sufrir Alzheimer, pero en la mayoría de los casos, en estos grupos etarios, son síntomas asociados a una depresión o trastornos de ansiedad.
Un problema mayor
Tener un familiar enfermo es otro motivo de preocupación, aunque los médicos afirman que se trata de un mal que no tiene una carga hereditaria fuerte. Al respecto, Brusco explica que hay dos grandes tipos de Alzheimer: el esporádico, que es el más frecuente y tiene una incidencia de transmición familiar similar al cáncer, y otro que se dispara por mutaciones genéticas y que se hereda en el 50% de los casos.
En Mendoza, el Servicio de Neurología del Hospital Saporitti, las consultas sobre Alzheimer también aumentaron, sobre todo las realizadas por personas de entre 40 y 50 años. “La gente está más alerta frente a la enfermedad porque en la mayoría de las familias, hay un caso", dijo a Ciudadano el jefe del Servicio de Neurología de ese hospital.
Ese es el dato que reflejan las estadísticas locales, que indican que entre los mayores de 60 años, cada 20 personas una padece la enfermedad, aunque algunos especialistas, como Bueri, reducen la incidencia a una de cada 10. “Si los olvidos afectan el trabajo o la vida diaria, hay que consultar al médico –aconseja el neurólogo–, pues aunque no se trate de un Alzheimer, es un llamado de atención".
Bueri coincidió con sus colegas que entre los 40 y los 50 años lo más probable es que sean síntomas que delaten un estado depresivo, manifiesto o no, que causa distracciones, problemas de atención y provoca olvidos, y de ser diagnosticado tempranamente, es tratable e incluso reversible.
Desde la jefatura del área de Neurología y del Centro de Memoria del sanatorio Santoianni de Buenos Aires, el médico Carlos Mangone celebra la tendencia a que las consultas sean precoces. “Una consulta en un centro especializado es lo mejor que se puede hacer", destaca el fundador y miembro honorario del Comité Científico Asesor de Asociación de Lucha Contra el Mal de Alzheimer y Desórdenes Relacionados de Argentina (ALMA).
“Los olvidos ocasionales pueden deberse a un cuadro de estrés, a un exceso en la actividad laboral –dice–, pero cuando un olvido deja de ser ocasional, se convierte en una luz amarilla que nos está alertando sobre algo más".
“Yo le pregunto ¿qué desayunó hoy? y usted a lo mejor no lo recuerda. Pero si le pregunto qué es el desayuno y no me lo sabe precisar, el olvido es diferente.
Sobre este tipo de olvidos hay que prestar atención ya que no representan una patología denerativa comoel Alzheimer.
Fuente: ciudadano.com.ar