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Alzheimer y terapia ocupacional

El término demencia se utiliza para describir un problema de salud, cuyo órgano afectado es el cerebro previamente normal, y que de forma progresiva y crónica provoca la disminución global de las funciones cognitivas y funcionalmente incapacita a la p

Estos cambios habitualmente se acompañan de alteraciones en el carácter, la conducta y la personalidad. Su consecuencia inmediata es la de irrumpir y alterar la vida social, laboral y cotidiana de la persona afectada e interferir las relaciones con su entorno próximo, familiar o no.

La enfermedad de Alzheimer (EA) es la forma más habitual de demencia en los adultos. Aunque se expresa más frecuentemente a partir de los 80 años, puede presentarse en personas con edades entre los 65 y 75 años y, excepcionalmente, en adultos jóvenes a partir de los 30 años.

La EA se manifiesta con la presencia de síntomas tan discretos que no se les presta atención, y de repente, da la cara llenando todo el escenario de nuestras vidas. La "casi normalidad" de su existencia dificulta su detección al inicio y por lo tanto su diagnóstico precoz, lo cual es fundamental ya que si se interviene farmacológicamente en las fases iniciales, puede modificarse su curso, lo que favorece en gran medida que la persona mantenga la autonomía durante el mayor tiempo posible, se demore la dependencia y la enfermedad sea una carga más llevadera para todo el núcleo cuidador.

La EA pasa por diferentes etapas, caracterizadas cada una por un progresivo empeoramiento de la sintomatología cognitiva, funcional, conductual y de la motricidad. Podemos dividir todo el proceso de la enfermedad en tres grandes estadios: uno, inicial, con una sintomatología leve, en el que la persona mantiene su autonomía y precisa supervisión en tareas complejas; un estadio intermedio, con síntomas de gravedad moderada y, moderadamente grave, con dependencia de un cuidador para realizar las actividades cotidianas y rutinarias, y un tercer estadio ya grave, donde la pérdida de la funcionalidad determina una total dependencia.

Los Terapistas Ocupacionales intervenimos en el tratamiento con el objetivo de prolongar el mayor tiempo posible la autonomía a través de la aproximación cognitiva, como las terapias de aprendizaje de habilidades o la estimulación cognitiva orientada especialmente a estimular una o más funciones cognitivas, como memoria, lenguaje, praxias, reconocimiento, cálculo.

El objetivo de estos tratamientos es rectificar los déficit cognitivos.

La rehabilitación ocupacional demostró ser eficientes para mejorar el funcionamiento cognitivo, el funcionamiento psicosocial, el equilibrio emocional y el bienestar subjetivo. Puede trabajarse en sesiones individuales o en terapias de grupo con múltiples estrategias, incluidas la ROT, remotivación, estimulación sensorial e integración, reminiscencia y realización de ejercicios para mejorar las AVD.

Fuente: www.elcivismo.com

Con la colaboración de